sábado, 12 de enero de 2008

A CORAZÓN ABIERTO (Marcos 7: 1-23)

INTRODUCCIÓN
A veces nuestro corazón se parece a una casa que no ha sido arreglada durante toda la semana. También a veces hemos permitido que nuestro corazón acumule suciedad. En vez de estarlo limpiando cada día esperamos hasta que las moscas sobrevuelen en derredor o lo aseamos a medias: congregarse sin perdonar es como trapear sin haber barrido o como tirar la ropa debajo de la cama para que no se vea el desorden.


Los asuntos del corazón no toleran mediocridad porque son asuntos de vida o muerte, de felicidad o desdicha, de fertilidad o esterilidad para el Reino de Dios.

La falta de orden en el corazón era algo que también ocurría con los fariseos en la época de Jesús.

LECTURA DEL TEXTO

PROPUESTA: Lo fundamental en nuestra relación con Dios es la limpieza del corazón y no sólo el cumplimiento de tradiciones religiosas.


I. EL REPROCHE. v. 1, 2, 5

• El complot (v.1)

Obsérvese que en el v. 1 se nos dice que se juntaron a Jesús fariseos y escribas que habían venido de Jerusalén. Jesús se encontraba en Genesaret y ellos habrían recorrido unos 150 Km sólo para espiarlo.

• La censura (v. 2, 5)
Cuando ven a los discípulos comiendo pan con las manos sin lavarse, qué hicieron? En efecto los criticaron y luego van donde Jesús y le reprochan la conducta de sus discípulos simplemente porque no andaban conforme a la tradición de los ancianos. Esta tradición era el conjunto de leyes ceremoniales de los respetados rabíes del pasado y constituían una serie de 613 reglas que aunque inventadas por los hombres se proponían como si fuesen mandamientos divinos.
Según la tradición entonces, era señal de pureza espiritual el lavarse las manos antes de comer y quien no lo hiciera corría el riesgo de la excomunión. Por supuesto, ellos estarían siempre muy dispuestos a condenar al culpable de tan abominable práctica. Se acercan entonces a Jesús para cuestionarlo y como era frecuente en sus encuentros con él, fueron por lana y salieron…

II LA DENUNCIA (v. 6 – 13)

Sin asomo de diplomacia, de forma escueta Jesús les llama “hipócritas” citando el pasaje de Isaías 29:13.
Él no se detiene a dar explicaciones sobre el comportamiento de sus discípulos, él desnuda el quid del asunto: los fariseos se preocupaban por lo superficial y descuidaban lo esencial. La primera denuncia que hace Jesús sobre ellos es su:

• Apego a la tradición. V.8

Como decía, las costumbres ceremoniales de limpiar utensilios y lavarse las manos, entre muchas otras, eran purificaciones no establecidas por la ley de Dios sino que habían sido creadas por los escribas.

También nosotros incorporamos muchas tradiciones y no estoy diciendo que esto sea del todo malo, sólo quiero traer a colación esto para que podamos entender que esto de las tradiciones es algo también del presente. El asunto es discernir el lugar que éstas deben ocupar en nuestra relación con Dios.

¿Cuáles tradiciones hoy en día ocupan un lugar más importante en nuestro corazón que la propia Ley de Dios? Tal vez la idea de que un hombre con pelo largo es sinónimo de feminidad? Quizás que participar en una rifa o comprar eventualmente la lotería es signo de impureza? La idea de algunos de que sólo podemos tener relaciones de amistad con creyentes, pues los demás “pecadores” nos pueden contaminar o la concepción de que Dios sólo puede usar hombres en el liderazgo y las mujeres están excluidas para siempre del púlpito? Luego de la denuncia, Jesús lanza su enseñanza.

La pureza ante Dios está más asociada con rutinas de obediencia que de tradición.

• Invalidación del mandamiento. V.9

Observemos que Jesús no se concentra en la tradición, él se concentra en la ley. Él trae a escena la fundamental: el mandamiento, mientras que ellos se concentraban en la tradición.
Corbán significa ofrenda y quiere decir que los fariseos consideraban que estaban libres de la obligación de sustentar a sus padres ancianos, siempre y cuando dieran al templo una ofrenda de dinero.
Ellos ponían su mirada en “hacer muchas cosas” pero con relación a cumplir la palabra de Dios “bastaban” las palabras. Para guardar sus tradiciones se concentraban en la “y”, pero para guardar la ley preferían la “o”. A veces nos ocurre que somos rigurosos en cumplir con esto y lo otro, pero decidimos a quién amar “o” no amar; saludar a este “o” al otro; incluso llegamos al colmo de perdonar “o” no perdonar.

Así, eran generosos para cumplir las tradiciones de hombres, pero mezquinos para cumplir con la ley de Dios.

Cumplir la tradición de los ancianos era señal inequívoca de pureza. La justicia del hombre ante Dios estaba asociada más con la tradición que con el corazón.

Pero Jesús rescata lo esencial para Dios: la pureza del hombre es un asunto que está asociado con lo interno más que con lo externo. La justicia tiene que ver más con la limpieza del corazón que con la limpieza de la piel.

Como sabemos, la vivencia de nuestra fe incluye la realización de prácticas como: bautizarnos, asistir a la iglesia, dar limosna, tomar la cena, escuchar la Palabra, entre otras. Estas son prácticas importantes porque nos dan identidad como cristianos y nos ayudan a acercarnos a Dios; pero con todo y eso, Dios espera fundamentalmente que tengamos una relación íntima con él, una relación transparente con su palabra.

¿Ustedes creen que es posible cumplir todas estas prácticas y al mismo tiempo estar lejos de Dios? Pienso que si porque las prácticas religiosas por sí mismas son ineficaces para conducirnos a Dios. Es necesario que estén vinculadas a un corazón que se desnuda permanentemente ante El Señor, un corazón que no teme exponerse ante su Palabra para que le sean reveladas las maldades que almacena.
Costumbres no cambian el corazón, sólo Jesús lo hace.

II. LA ENSEÑANZA. V. 14 – 23

Jesús nos convoca a la multitud y dice:
• V. 15: La verdadera contaminación es la que sale del corazón, no la que entra al cuerpo.

Jesús sugiere que el alimento tomado con manos sucias no es lo que puede contaminar al hombre, sino que lo que lo contamina es lo que sale de su corazón.

Y luego Jesús hace una larga lista de maldades en la cual no trata de hacer una clasificación de ellas (no elabora un ranking de maldades), ni sugiere que unas sean peor o más justificables que las otras. “Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre” (v.23).

Por la gracia de Dios dudo que entre nosotros haya alguno que practique el homicidio, pero quizás si la murmuración contra otro hermano.

Los malos pensamientos, la calumnia (maledicencia) y la envidia son colocadas ante Dios en el mismo nivel del homicidio, el adulterio y la fornicación. El problema es que como no son tan escandalosas las podemos “soportar”.

Lo que contamina, pervierte, no es que no cumplamos sagradamente con tradiciones, es la falta de obediencia a la Palabra de Dios. Jesús hace énfasis en la pureza moral y rechaza el énfasis en la pureza ritual.

APLICACIÓN

El hombre tiene tendencia a descuidar su corazón y fijarse en lo externo. Somos perezosos para revisar nuestras motivaciones internas y lidiar con nuestras suciedades. Por eso preferimos escoger un camino “aparentemente” más fácil, cumplir con ejercicios religiosos, pero en realidad estamos escogiendo el camino equivocado porque cada vez más nuestro corazón se aleja de Dios.

Esta es la verdadera miseria del creyente: cumplir rutinas religiosas pero descuidar el corazón. Y esta actitud conformista y cómoda termina dando a luz uno de los peores y más peligrosos pecados: la hipocresía.

Por ello Jesús en el v. 6 les llamaría “hipócritas”. ¡Qué terrible denuncia! Podemos cantar al Señor y al mismo tiempo estar lejos de él. Aunque gritemos no retumbará eco alguno en los cielos, como un espectáculo de cine mudo.

La verdadera miseria del creyente no consiste en no poseer abundancia de bienes materiales sino en conformarse a tener su corazón lejos de Dios.

Hoy en día en América Latina se hace mucho énfasis en la prosperidad material. Promueven la prosperidad del bolsillo y descuidan la prosperidad del corazón.

Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee. Luc. 12:15

El peligro de caer en esta visión teológica es que nos pone a cumplir con el rito de sembrar y esperar la respuesta de Dios, mientras que deberíamos estar más preocupados por revisar cómo está nuestro corazón delante de él.

¿Cómo estoy con mis hermanos? Antes de sembrar en “Enlance” cómo está mi enlace con los hermanos de la iglesia, en especial con aquellos que sospecho tienen algo contra mi? Es más, antes de dar mi diezmo a la iglesia, ¿ya pedí perdón o ya perdoné a mi hermano, familiar o amigo?

El problema esencial del ser humano no es económico. Si así fuera muchos millonarios no estarían “horneándose” en el infierno. El problema del ser humano no es del bolsillo, es de algo mucho más profundo y valioso, su alma. El problema humano no es de dinero, es de pecado.

ILUSTRACIÓN: VIRUS INFORMÁTICO
El V.I. es un programa de computación que se copia automáticamente y que tiene por objeto alterar el normal funcionamiento de la computadora, sin el permiso o el conocimiento del usuario.

Estos virus pueden destruir, de manera intencionada, los datos almacenados en el computador. Los virus informáticos tienen, básicamente, la función de propagarse, pero algunos contienen además una carga dañina.

Suele activarse este virus en programas que el usuario desconoce. El código del virus queda alojado en la memoria de la computadora y entonces toma el control de los servicios básicos del sistema
Daños
Los virus ocasionan problemas tales como: lentitud en el computador, pérdida de productividad, daños a nivel de datos y la pérdidas de información.

Métodos De Protección: existen métodos para contrarrestar el efecto dañino de los virus. Entre otros:

1. ANTIVIRUS: Son programas de computadora que tratan de descubrir las huellas que ha dejado un virus, para detectarlo, eliminarlo o parar la contaminación.

2. ESTUDIAR: Aprender cómo es el corazón de la computadora (software), buscando información en sitios confiables.

También el creyente puede ser infectado por virus en el terreno espiritual: el conformismo, el descontento (quejaditis crónica), el desánimo, son sólo algunos de los peligrosos virus que pueden hacer estragos en el corazón. Sin embargo, estos son inofensivos en comparación con uno de los más peligrosos: el virus del fariseísmo. Algunos de los síntomas que este produce son: - la murmuración, el juicio, el legalismo y el apego a las tradiciones.

Y así como alguno de los métodos para atacar los virus informáticos es el uso de ANTIVIRUS y EL ESTUDIO de las características de nuestra computadora, también nosotros necesitamos usar La Palabra como Antivirus poderoso y también estudiar nuestro corazón a la luz de la presencia de Dios para reconocer nuestras debilidades. La oración y la meditación de Su Palabra se convierten sin lugar a dudas en los mejores métodos de protección y limpieza para reconocer los síntomas del fariseísmo.

CONCLUSIÓN: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida”. Prov. 4:23

4 comentarios:

Anónimo dijo...

GRACIAS POR ESTE ESTUDIO HA SIDO BENDICION A MI VIDA.

Adriana C. Gómez dijo...

Que bueno que haya sido de bendición a tu vida. Toda la gloria y honra sean para el Señor Jesús. Bendiciones!

Unknown dijo...

Gracias por tan hermosa sintexis , de la vida que llevamos de una vida de desencantos , cuando jesus debe formar parte de nuestro corazon porque el nos ama y dio la vida por nosotros

Unknown dijo...

Es la relaciòn con Cristo la que nos da crecimiento en santidad. DIOS los siga bendiciendo!!!